Para celebrar el Día de la niña y el niño, un par de nuestros colaboradores, Carla Montecinos y Felipe Asenjo, se animaron a narrar la historia de una niña que tenía el súper poder de viajar al espacio con sólo mirarlo y un desafortunado huérfano de Baviera que impulsó la astronomía.
Un niño, su curiosidad hacia los vidrios, y el inicio de la astronomía moderna
En el reino de Baviera (hoy Alemania), a finales del siglo XVIII, vivía un niño llamado Joseph. Él aún no lo sabía, pero llegaría a revolucionar el mundo como lo conocemos. Todo, gracias a su curiosidad insaciable y su ingenio para la fabricación de vidrios.
La vida de Joseph no fue fácil al comienzo. Nació en una familia numerosa y, tristemente, quedó huérfano a los 11 años. En ese momento fue enviado a trabajar a como aprendiz a un taller de vidriería y espejos. Con solo 12 años debió realizar trabajos muy pesados y, al mismo tiempo, no se le permitía estudiar. Sin embargo, ese no fue un impedimento para que aprendiera, a través de su trabajo con vidrios y cristales, Joseph obtuvo el conocimiento que le permitió usar estos objetos para hacer cosas que nunca antes se habían hecho.

Al tercer año como aprendiz, su suerte cambió. Un terrible derrumbe lo dejó enterrado en el edificio que trabajaba. El mismísimo Príncipe Heredero al Trono fue el que rescató al pequeño Joseph, y lo apadrinó. El príncipe reconoció las inquietudes del joven, su curiosidad y su pasión por aprender, así que lo alentó a estudiar y a investigar.
Esta es la historia del joven Joseph von Fraunhofer, el científico que años más tarde lograría fabricar por primera vez vidrios de alta calidad que abrieron los ojos de quienes los usaban de formas que antes jamás habrían imaginado. Estos revolucionaron la industria de Bavaria, país que se volvió líder mundial en la fabricación de lentes, así como también en la astronomía, al producir telescopios que permitieron ver cosas nunca antes vistas. Por si esto fuera poco, Fraunhofer inventó una nueva técnica, llamada espectrografía, que permitió ver y entender de que está compuesto nuestro Sol y otras estrellas, iniciando así la astronomía moderna.
La curiosidad inicial del pequeño Joseph, junto al apoyo fundamental que se le dio para explotar al máximo esa curiosidad, fue lo que le permitió hacer esos grandes descubrimientos, lo que a su vez permitió que la humanidad comenzara a comprender los misterios del universo.
Felipe Asenjo.
Imagen. Escena de la serie Cosmos. Ocultas a plena luz del día. C. 5.