En nuestro país vuelve a surgir el debate sobre si debemos legislar y aprobar leyes relativas al comportamiento sexual (1). Si bien la filiación homosexual es un debate necesario, parece un cuento sin final el mal uso de la biología (con alusiones a la teoría de la evolución, o a la “naturaleza” de las especies) como base valórica para la construcción de argumentos para justificar alguna posición en particular. Algunos mencionan ideas más o menos del tipo “hombres y mujeres estamos diseñados para procrear, porque, si no es así, ¿entonces por qué tenemos la anatomía que lo permite?” (2,3,4)
Esto presenta problemas en diversas dimensiones. Por mencionar algunas: primero, debemos entender que, si algo no “fuese permitido” por la biología, simplemente no existiría. Segundo, la existencia de una anatomía o un comportamiento en particular no significa que estos estuviesen diseñados para llevar a cabo o ejecutar algo en particular. Tercero, si la anatomía o comportamiento se usan con otros objetivos, ¿significa que estamos yendo en contra de su diseño y, por ende, de su biología? Cuarto, si hay un uso “de novo” que le damos a esta anatomía ¿deberíamos rechazarlo tajantemente y prohibirlo? Por último, ¿cómo definimos cuál es el propósito para cada una de las partes de nuestra anatomía, o de cada una de nuestras conductas? ¿En qué nos basamos para definirlos? (5).
Debemos considerar que somos más y mucho más que la suma de nuestras partes, y el medio que nos rodea no es el mismo donde aparecieron, a través de la evolución, las características biológicas que nos hacen lo que somos como especie hoy en día. Consideremos nuestras manos, el número, distribución y tipo de huesos que la componen, el número de dedos, su forma, su capacidad prensil y táctil; ¿cuál es la o las funciones para las que fue “diseñada”, ya hace aproximadamente 2.3 millones años, cuando nuestros antepasados comenzaron a usar y diseñar las primeras herramientas? (6) ¿Su diseño original responde a las necesidades actuales en este ambiente híper tecnologizado y modificado por nosotros mismos? Así como el ambiente actual no es el mismo de hace 2.3 millones de años, nuestra especie no es la misma. Los potenciales usos asociados a nuestra biología van en constante cambio y aumento.
Pensemos ahora en la boca: si nos enfocamos solo en el propósito último de la supervivencia, su diseño solo debería permitirnos el usarla para alimentarnos (y en parte para comunicarnos), ya que, básicamente, es lo único que de forma directa nos permite evitar morir de inanición. Sin embargo, al igual que las manos, le damos otros usos. Entonces, ¿es antinatural usarla para el lenguaje hablado, o para expresar cariño a través de un beso, entre otros objetivos? Si la respuesta es sí, ¿deberíamos prohibir estos nuevos usos? Queda claro que el hecho de que algo exista en nuestra biología no significa que cumpla un propósito único. ¿Qué hacemos, por ejemplo, con el “diseño y propósito” de nuestros órganos vestigiales, los cuales ya no utilizamos?

Por último, pensemos en los genitales y gónadas: podríamos afirmar que al menos una función cumple, la de permitir la reproducción. Pero, ¿significa esto que todos y todas deberíamos usarlos con este fin último? ¿Qué pasa con las personas estériles o infértiles? ¿O las mujeres menopaúsicas? ¿O con quienes prefieren abstenerse del sexo por motivos religiosos, de salud o simple preferencia? Si por biología nuestro desarrollo permite que las mujeres tengan su menarquia (primera menstruación) y hombres comiencen a producir espermatozoides antes de los 15 años, entonces, ¿deberían hacer uso de su biología para ser padres desde que emerge esa capacidad? ¿Deberíamos permitir que un hombre tenga como esposa a una mujer menopaúsica, la que no le dará más hijos o hijas?
Debemos tener claro que nuestra biología (por ejemplo, nuestra anatomía) existe porque nos ha permitido sobrevivir y moldear el ambiente que nos rodea como especie, pero no es correcto afirmar que tiene como fin esa única función. Una cosa es la función y otra es el potencial: el diseño biológico cumple una función particular (no necesariamente para la cual fue “diseñado”, su propósito inicial) pero, además, tiene potencial, en el sentido en que podría cumplir otras funciones, asociadas a otros propósitos. Sí, potencialmente hablando todos tenemos la capacidad de procrear, pero ¿estamos por esto obligados a hacerlo? ¿Somos menos por no responder a “ese propósito” asociado a un “diseño” particular?
En resumen, como expuse en “Contra la falacia de una homosexualidad «antinatura», debemos ser muy cuidadosos a la hora de usar la biología como base valórica y moral de nuestra especie. El rango de conductas dentro de las especies es extremadamente diverso, la mayor parte de los diseños no cumplen una única función, y tienen el potencial de cumplir otras. Por el contrario, lo que esto nos sugiere es que ni los comportamientos que vemos en la naturaleza ni nuestra propia anatomía pueden usarse como sustento para ningún sistema valórico o moral.
Valeska Cid Jofré.
Profesora de Biología mención Cs Naturales – UMCE
Magíster en Ciencias Biológicas – U de Chile
Doctora en Ciencias m. Neurociencias – U de Valparaíso
Referencias
- https://www.senado.cl/noticias/matrimonio-igualitario/matrimonio-igualitario-inician-discusion-en-particular-del-proyecto
- https://www.radiopaulina.cl/2021/06/15/senadora-ebensperger-por-matrimonio-igualitario-la-filiacion-homoparental-no-esta-permitida-por-la-biologia/
- https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2021/06/21/moreira-por-matrimonio-igualitario-no-es-discriminacion-respetar-la-naturaleza-del-matrimonio.shtml
- https://www.nytimes.com/2008/10/12/nyregion/12marriage.html
- https://evolution-outreach.biomedcentral.com/articles/10.1186/s12052-014-0011-6
- https://humanorigins.si.edu/education/introduction-human-evolution#:~:text=Human%20evolution%20is%20the%20lengthy,of%20approximately%20six%20million%20years