Lo «retractado» no quita la cita

De 200 artículos sobre SARS-CoV-2 y COVID-19 publicados en 2020, la mitad aún cita artículos retractados por errores metodológicos.

La editorial Science analizó 200 artículos sobre SARS-CoV-2 y COVID-19 publicados después de junio de 2020 que reveló que, en 105 de ellos, aún se mantienen las citas a 2 artículos retractados, sin hacer mención a que fueron retractados.

El primer artículo corresponde a uno publicado en The New England Journal of Medicine (NEJM) y el segundo a uno en The Lancet. Ambos fueron retractados en junio del año pasado, luego de ser publicados en mayo del mismo año.

¿Por qué se retractaron? El trabajo de las dos publicaciones se desarrolló usando la base de datos de Surgisphere, una compañía operada por el médico Sapan Desai. Ésta se jactaba de ser la más grande y sofisticada del mundo, con el registro médico de más de 100 mil pacientes COVID-19, de 671 hospitales, en 6 continentes.

Sin embargo, tras un examen minucioso, se identificó que Surgisphere no sólo tenía información sospechosa, sino que además, era imposible de trazar.

Uno de los artÍculos retractados corresponde al uso de la hidroxicloroquina para el tratamiento de la COVID-19.d Image
El artÍculo retractado corresponde al uso de la hidroxicloroquina para el tratamiendo de la COVID-19.

No dan abasto

En un escenario sin pandemia, solo en el campo de biomedicina, anualmente se publican alrededor de 1 millón de artículos académicos. Más o menos, 2 publicaciones por minuto, cada una de las cuales debió pasar por un proceso de revisión que, normalmente, tomaba 150 días en promedio en caso de Nature y 125, en PLoS One.

El 2020, con la avalancha de artículos sobre COVID-19 y la urgencia por publicarlos para poner a disposición la información relevante a la comunidad científica, logró un hito sin precedentes: que el tiempo de revisión se redujera incluso a la mitad en algunas revistas.

Esta reducción en los tiempos de revisión, sin duda positiva en un sentido, tuvo como consecuencia que algunos artículos cuestionables sobre coronavirus se publicaron en revistas de alto prestigio, para luego ser retractados. No solo las editoriales sucumbieron a la presión de la inmediatez, sino que también las y los autores de artículos sobre coronavirus, según el estudio de Science. 

Las consecuencias

El artículo en NEJM aseguraba que pacientes en tratamiento con medicamentos para la presión arterial no presentan un riesgo elevado de mortalidad por COVID-19. En tanto, tras realizar un ensayo clínico no aleatorio, el artículo en The Lancet señaló que el uso de hidroxicloroquina para COVID-19 era dañino en lugar de beneficioso. Ante los riesgos que señalaba este último artículo, incluso se ordenó la detención de otros ensayos clínicos sobre el potencial terapéutico de este fármaco en pacientes hospitalizados.

En algunos de esas 105 publicaciones, los artículos retractados se utilizaron los artículos retractados (Retracted) como fuente primaria para meta-análisis. Sin embargo, en la mayoría la cita se limitó a contexto. Una cantidad minoritaria, 12 artículos, se publicaron en revistas connotadas.

Los editores de las revistas en que se publicaron este centenar de artículos señalaron que, en general, no se fijan en el estado de las referencias y argumentaron que «ese es trabajo de los autores». Por su parte, los co-autores en los 2 artículos retractados se defendieron diciendo que habían visto el resumen de la base de datos de Surgisphere, pero no los pormenores.

Autores, revista de elite bajo la lupa tras articulos retractados  | Science
Sapan Desai, Mandeep Mehra, and Amit N. Patel. Autores del artículo The Lancet. Imagen de SOUTHERN ILLINOIS UNIVERSITY SCHOOL OF MEDICINE; © STU ROSNER; LAURA SEITZ/DESERET NEWS.

Es debatible si estas situaciones corresponden a errores humanos, un trabajo mal hecho o una irresponsabilidad. Incluso podríamos cuestionar el modelo de productividad científica y evaluación académica, que demanda altos estándares de publicación y deja de lado otros aspectos importantes de la profesión.

Por último, no hay que olvidar que detrás de los artículos, de las editoriales y de la investigación científica hay personas. Por lo tanto, los tiempos y las limitaciones del quehacer científico están determinados por las capacidades humanas. Ni más, ni menos.

Fuente:

[1] Landhuis, E. Scientific literature: Information overload. Nature 535, 457–458 (2016). https://doi.org/10.1038/nj7612-457a

[2] Else H. How a torrent of COVID science changed research publishing — in seven charts. Nature 588, 553 (2020). https://doi.org/10.1038/d41586-020-03564-y

[3] Powell K. The waiting game. Nature 530, 148–151 (2016). https://doi.org/10.1038/530148a

[4] Piller C. Disgraced COVID-19 studies are still routinely cited. Science. 2021, 371(6527):331-332. doi: 10.1126/science.371.6527.331.

[5] Organización Mundial de la Salud. Derribando mitos Novel Coronavirus 2019. https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019/advice-for-public/myth-busters

Imagen: The Guardian.